Los dragones han formado parte de la mitología de muchos lugares y los han descrito de diferentes formas según cada lugar.
Segun cada lugar, los dragones representan muchos valores, y caracteristicas que son admirables; una adaptación y supervivencia a diferentes tipos de climas y regiones, la habilidad de volar, poséen una inteligencia admirable y un valor asombroso. Por eso, es que los dragones son importantes en varios lugares, por eso querìamos investigar más a fondo sobre estas hermosas y fabulosas bestias.
Y aunque son creaturas mitológicas, hay fundamentos científicos que podrían "comprobar" la existencia de estos animales. Así que aquí abordaremos a los dragones, y veremos en que situación pudieron ellos existir.
Los dragones son criaturas legendarias, tipicamente descritas como monstruos grandes o poderosas serpientes de poderes mágicos y espirituales. En varias culturas y civilizaciones, estas criaturas mitológicas se han presentado en el folklor o en la historia de sus pueblos.
También son asociadas con la longevidad, y en algunas historias, son fuente de magia y poderes sobrenaturales. En algunas culturas, incluso tienen la habilidad del habla.
Los dragones del cretácico fueron los animales voladores más grandes que jamás han existido. Estas criaturas ancestrales descendían de un grupo de reptiles acuáticos y semi-acuáticos que habitaron los pantanos marinos hace 200.000.000 años. En un principio, las especies terrestres se apoyaban sobre sus cuatro extremidades y eran incapaces de volar y escupir fuego. Una de estas especies, sin embargo, desarrolló la habilidad de caminar sobre sus dos patas traseras, permitiendo una posterior evolución de las extremidades delanteras que finalmente terminarían por convertirse en alas.
Llegados a este punto, del cual no se tienen referencias fósiles, los dragones comenzaron a aprovechar las bacterias de su intestino para producir hidrógeno. Esta ventaja les permitió superar el obstáculo del peso (presente, por ejemplo en los pájaros y murciélagos) y los llevó a convertirse en la mayor criatura voladora de todos los tiempos. El dragón prehistórico llegó incluso a competir con uno de los grandes depredadores de la época, el Tyranosaurus Rex.
Más adelante en el tiempo, los dragones comenzaron a ingerir minerales inorgánicos como el platino, que funcionaban como catalizadores del hidrógeno almacenado previamente en sus vejigas. De esta manera, se incorporaba a la coraza de los dragones la poderosa arma de escupir fuego. El dragón prehistórico había nacido.
Llegados a este punto, del cual no se tienen referencias fósiles, los dragones comenzaron a aprovechar las bacterias de su intestino para producir hidrógeno. Esta ventaja les permitió superar el obstáculo del peso (presente, por ejemplo en los pájaros y murciélagos) y los llevó a convertirse en la mayor criatura voladora de todos los tiempos. El dragón prehistórico llegó incluso a competir con uno de los grandes depredadores de la época, el Tyranosaurus Rex.
Más adelante en el tiempo, los dragones comenzaron a ingerir minerales inorgánicos como el platino, que funcionaban como catalizadores del hidrógeno almacenado previamente en sus vejigas. De esta manera, se incorporaba a la coraza de los dragones la poderosa arma de escupir fuego. El dragón prehistórico había nacido.
Algunas de las primeras especies de dragones eran acuáticas o semi-acuáticas. Se alimentaban en pantanos costeros y en aguas poco profundas, guardando grandes similitudes con los cocodrilos contemporáneos. Cuando se produjo la gran extinción, hace aproximadamente 65 millones de años, estas especies marinas lograron sobrevivir. Una mutación fortuita proporcionó a estos dragones un tercer par de extremidades que sustituyeron a las dos anteriores. Nacía así una nueva y única especie de animales vertebrados: una criatura de seis extremidades.
Algunos de estos dragones recolonizaron la tierra y llegaron a ser totalmente terrestres. El par suplementario de extremidades evolucionó en unas alas muy prácticas, similares a las de los dragones voladores. Otras especies, sin embargo, permanecieron en el agua, concentrándose cada vez más en los recursos alimenticios marinos (crustáceos, pescados y tortugas). A medida que transcurría el tiempo, estos animales fueron perfeccionando y adaptando sus cualidades hacia una vida completamente acuática. Sus rudimentarias alas se fueron transformando en aletas.
Las mandíbulas del dragón se volvieron más largas y anchas para atrapar a los peces y los dientes, en forma de púa, eran utilizados para sujetar a las resbaladizas presas. Mientras tanto, las alas, poco útiles en el agua, disminuyeron de tamaño y terminaron por desaparecer. Un ejemplo de esta clase de dragón podría ser, sin ninguna duda, el Monstruo del Lago Ness.
Algunos de estos dragones recolonizaron la tierra y llegaron a ser totalmente terrestres. El par suplementario de extremidades evolucionó en unas alas muy prácticas, similares a las de los dragones voladores. Otras especies, sin embargo, permanecieron en el agua, concentrándose cada vez más en los recursos alimenticios marinos (crustáceos, pescados y tortugas). A medida que transcurría el tiempo, estos animales fueron perfeccionando y adaptando sus cualidades hacia una vida completamente acuática. Sus rudimentarias alas se fueron transformando en aletas.
Las mandíbulas del dragón se volvieron más largas y anchas para atrapar a los peces y los dientes, en forma de púa, eran utilizados para sujetar a las resbaladizas presas. Mientras tanto, las alas, poco útiles en el agua, disminuyeron de tamaño y terminaron por desaparecer. Un ejemplo de esta clase de dragón podría ser, sin ninguna duda, el Monstruo del Lago Ness.
Los dragones de la selva vivían en densas arboledas y bosques de bambú. Estas criaturas heredaron el enorme y sinuoso cuerpo de su predecesor marino. Gracias a ello, eran capaces de moverse con facilidad a lo largo de la vegetación de la selva. También conservaron la habilidad de nadar. Así, en el caso de una estación excesivamente calurosa o de un incendio forestal, siempre podrían refugiarse en los ríos.
Esta variedad de la selva disponía de unas pequeñas alas que no le permitían alzar plenamente el vuelo. Sin embargo, eran capaces de dar grandes saltos moldeando su cuerpo al estilo de un avión (forma que también pueden adoptar algunas “serpientes voladoras”). De hecho, se ayudaban de estas pequeñas alas para conseguir un empujón extra y reducir su peso gracias a las vejigas llenas de hidrógeno parecidas a las de los dragones prehistóricos.
En busca de comida, algunos descendientes de estos dragones de la selva se expandieron más allá de las arboledas, bosques y matorrales. Dieron lugar así al gran dragón que habitó lo que hoy en día es China y el suroeste de Asia. Otras especies aisladas vivieron en las islas del archipiélago japonés.
Esta variedad de la selva disponía de unas pequeñas alas que no le permitían alzar plenamente el vuelo. Sin embargo, eran capaces de dar grandes saltos moldeando su cuerpo al estilo de un avión (forma que también pueden adoptar algunas “serpientes voladoras”). De hecho, se ayudaban de estas pequeñas alas para conseguir un empujón extra y reducir su peso gracias a las vejigas llenas de hidrógeno parecidas a las de los dragones prehistóricos.
En busca de comida, algunos descendientes de estos dragones de la selva se expandieron más allá de las arboledas, bosques y matorrales. Dieron lugar así al gran dragón que habitó lo que hoy en día es China y el suroeste de Asia. Otras especies aisladas vivieron en las islas del archipiélago japonés.
El dragón de la montaña se conoce como tal porque en tiempos medievales habitaba mayoritariamente las montañas y otros lugares remotos. Sin embargo, su nombre no es muy apropiado. Mucho antes del desarrollo de la agricultura y del incremento de la población humana, esta especie estaba mucho más extendida en tierras bajas, no se encontraba exclusivamente restringida a las montañas.
Como todos los dragones posteriores al cretácico, esta especie de la montaña poseía seis extremidades: un par de alas y dos pares de patas, resultado de una fortuita mutación acaecida después de la extinción del dragón prehistórico.
El cuerpo de esta variedad de dragón era relativamente pequeño, sobre todo si lo comparamos con el del dragón marino. Esta pequeña complexión era esencial para el vuelo. La cola era casi tan larga como su cuerpo y finalizaba en una afilada punta que utilizaba como arma defensiva. Un simple golpe proveniente de la cola de un dragón sería suficiente para romper el brazo de un hombre.
Como todos los dragones posteriores al cretácico, esta especie de la montaña poseía seis extremidades: un par de alas y dos pares de patas, resultado de una fortuita mutación acaecida después de la extinción del dragón prehistórico.
El cuerpo de esta variedad de dragón era relativamente pequeño, sobre todo si lo comparamos con el del dragón marino. Esta pequeña complexión era esencial para el vuelo. La cola era casi tan larga como su cuerpo y finalizaba en una afilada punta que utilizaba como arma defensiva. Un simple golpe proveniente de la cola de un dragón sería suficiente para romper el brazo de un hombre.
El dragón de la montaña se conoce como tal porque en tiempos medievales habitaba mayoritariamente las montañas y otros lugares remotos. Sin embargo, su nombre no es muy apropiado. Mucho antes del desarrollo de la agricultura y del incremento de la población humana, esta especie estaba mucho más extendida en tierras bajas, no se encontraba exclusivamente restringida a las montañas.
Como todos los dragones posteriores al cretácico, esta especie de la montaña poseía seis extremidades: un par de alas y dos pares de patas, resultado de una fortuita mutación acaecida después de la extinción del dragón prehistórico.
El cuerpo de esta variedad de dragón era relativamente pequeño, sobre todo si lo comparamos con el del dragón marino. Esta pequeña complexión era esencial para el vuelo. La cola era casi tan larga como su cuerpo y finalizaba en una afilada punta que utilizaba como arma defensiva. Un simple golpe proveniente de la cola de un dragón sería suficiente para romper el brazo de un hombre.
Physignathus cocincinus
El dragón de agua chino (Physignathus cocincinus), también conocido como dragón verde, es un reptil de la familia Agamidae.
Los machos alcanzan 1 m de longitud, y las hembras hasta 80-90 cm. Su color varia entre verde brillante a pardo oscuro, de acuerdo a factores tales como el estrés o la etapa de cambio de piel en la que se encuentre. En las inglés tienen glándulas que diferencian a machos adultos de hembras, los machos las tienen muy marcadas mientras que apenas se insinúan en las hembras (los machos las usan para marcar su territorio).
Varanus komodoensis
El dragón de Komodo (Varanus komodoensis) también llamado monstruo de Komodo y varano de Komodo, es una especie de saurópsido de la familia de los varánidos, endémico de algunas islas de Indonesia central. Es el lagarto de mayor tamaño del mundo, con una longitud media de dos a tres metros y un peso de unos 70 kg. A consecuencia de su tamaño, son los superpredadores de los ecosistemas en los que viven. A pesar de que estos lagartos se alimentan principalmente de carroña, también cazan y tienden emboscadas a sus presas, que incluyen invertebrados, aves y mamíferos.
Dragones
Prehistóricos y Acuáticos
Selváticos y Montañosos
Varanus komodoensis
Physignathus_cocincinus